Ver crecer a nuestros hijos y compartir sus logros a medida que crecen, lo es todo para quienes somos padres. Desde el momento en que nacen, cada avance significa un paso hacia su independencia, autonomía y la construcción de su personalidad.
Durante este camino como padres, aunque somos conscientes de la importancia de darles su tiempo, conocer y respetar su ritmo de aprendizaje y maduración individual, caemos en la tentación de querer apresurar sus procesos y forzar comportamientos que no corresponden a su desarrollo integral.
Médicamente se refiere un periodo entre los 18 hasta los 36 meses, como el periodo mínimo para lograr el proceso de manejo de esfínteres. Actualmente tenemos afán, un afán desmedido por madurar sus procesos en busca de su excelencia, de facilitarnos como padres el día, día; afán de no invertir tanto en pañales o en cambios de ropa y de cama; y todas estas razones son válidas siempre y cuando el interés único sea el bienestar de nuestros hijos.
Desde el comportamiento evolutivo de maduración del organismo de los niños, usualmente llevan una secuencia de adquisición de la continencia, que sigue un patrón de comportamiento que es: fecal nocturna, fecal diurna, urinaria diurna, urinaria nocturna; aunque muchos niños adquieren el control fecal y urinario de manera simultánea. A los 12 meses el niño comienza a desarrollar las habilidades motoras necesarias para este proceso, y hasta el año y medio logran la madurez biológica en su cuerpo que les permite ejercer un control voluntario sobre los músculos que se encargan del control fecal y urinario.
También existen múltiples factores que influyen en este proceso
Procesos como la madurez de sus relaciones, su capacidad intelectual y sus habilidades motrices, las condiciones culturales y las relaciones establecidas entre el niño y sus padres; por ello es importante tener en cuenta todas las recomendaciones para que este paso en la vida de nuestros pequeños sea de manera natural y que le dé plenitud y bienestar.
Luego de revisar diferentes métodos, el más buscado y aceptado por los hogares es el método Montessori, que bajo la mirada de una pedagoga, plantea el respeto a la autonomía y las características propias del aprendizaje de cada niño, que para este proceso de dejar el pañal, se traduce en algunos tips para ayudarlos a lograrlo, respetando su desarrollo físico y maduración.
8 Recomendaciones para ayudarlos a dejar el pañal
| Como ayudarlos |
| 1. Ayúdalo a reconocer su cuerpo, y las funciones de cada parte de él; reconocerse le dará seguridad y autonomía. |
| 2. Enséñale a que puede hacerlo solo, dale el acompañamiento necesario para que logre autonomía sin sentir abandono. |
| 3. El lugar donde va a orinar debe ajustarse a su talla, puede ser una adaptación para el sanitario junto con el banquito para que pueda acceder fácilmente, o una baño portátil de su tamaño y fácil de usar. |
| 4. No se debe premiar ni castigar durante el proceso, es importante mantener la motivación, es un proceso natural y espontaneo de su cuerpo. |
| 5. Obligar al niño a sentarse hasta no hacer en el baño es uno de los errores más habituales y en realidad no sirve de nada diferente a exponer al bebé a una posible prolapso rectal por exceso de tiempo en la misma posición |
| 6. Será más fácil si usa prendas de vestir fáciles de quitar para que pueda hacerlo solo, es muy recomendado usar los pañales de transición, que son fáciles de poner y quitar. |
| 7. Hablarle o contarle historias o cuentos que se relacionen con el tema y le permitan sentirse identificado, le ayudan a adquirir seguridad. |
| 8. Utiliza un lenguaje claro y adecuado para la adquisición de nuevas rutinas y hábitos de higiene y cuidado para ir al baño. |
Durante esta etapa de la vida de nuestros hij@s, una de las experiencias más caóticas aparece cuando mojan su cama durante su sueño; por eso antes de tomar represarías injustificadas contra nuestros pequeños, dispongamos el lugar donde duermen para que esté protegido, previniendo que las continuas descargas lo dañen y debamos incurrir en un gasto y en el peor de los casos culpar o castigar al pequeño por esta situación.
Disfrutemos del desarrollo y crecimiento de nuestros bebés, respetemos sus ritmos y acompañemos los procesos que de manera natural hace su cuerpo con amor y dedicación.
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Autor Angela C