En alguna ocasión, si somos padres, enfrentamos una pataleta, berrinche, estallidos de ira, o como sea que lo llamemos.
Sin importar la edad que tengamos, los bebés, niñas, niños y hasta los adultos, sentimos y expresamos enojo o frustración cuando algo no sale como lo esperamos o deseamos.
Durante la etapa inicial de vida o primera infancia las niñas y niños (o a los 5 años) usan la pataleta como un mecanismo para advertir sus necesidades, durante los primeros dos años de vida, no existe aún forma de expresar con palabras su inconformidad o ninguna otra emoción de manera clara y detallada; esto justifica que usen el llanto, gritos y movimientos para dar el mensaje a los adultos.
No obstante los parámetros permitidos para esos episodios son establecemos por los adultos, y depende de muchos factores, del entorno y emocionales que son propios de esa edad.
“En la primera infancia los seres humanos somos netamente emocionales y no contamos con mayores estructuras reflexivas. Esto hace que no tengamos la capacidad para regular o controlar nuestros estados de ánimo, por lo que terminamos expresando nuestro enojo, frustración y deseos mediante estas actitudes explosivas”, dice la psicóloga de familia y Fundadora del CIP (Centro Interamericano de Psicoterapia), Natalia Izquierdo Álvarez.
Los detonantes de estas explosiones de estado de ánimo de nuestros pequeños nos refieren sensaciones que enfrentan en su día, día.
Entre las razones que motivan las rabietas están:
1. Durante los primeros 18 meses de vida, puede ser porque están cansados, hambrientos, molestos o incómodos.
2. Necesidad de atención de calidad.
3. La frustración
4. Necesidad de autonomía para aprender y practicar a “hacer las cosas solo”.
5. El cansancio y hambre.
6. Establecer sus gustos en su entorno.
7. Perder el control
8. Aprender a seguir instrucciones sin premios, ni estímulos.
Las pataletas poco a poco irán disminuyendo su intensidad y frecuencia hasta casi desaparecer entre los 4 y 5 años.
Lidiar con las pataletas de los hijos es una de las tareas más engorrosas para quienes lo experimentamos como padres. Nadie quiere que su pequeño entre en un ‘momento de ira’ pero, lamentablemente todos los bebés y los niños, durante sus primeros años, son protagonistas de episodios de este tipo.
Recordemos que antes de tomar una represalia ante algún comportamiento, debemos enseñarles como se deben comunicar para lograr la atención de los demás.
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Autor Angela C